miércoles, 14 de julio de 2010

A manera de epilogo...

En enero inicie un libro... estaban pasando muchas cosas en mi vida en ese momento: estaba en el hospital, pase a visitar a una vieja amiga q me dijo q aún no era hora; llevaba dos meses de relación, existía la posibilidad de terminar por tantos conflictos; Iniciaba el semestre; había problemas en casa y en el bolsillo, especialmente en el bolsillo...

Como siempre en esta vida providencialmente y de la persona menos pensada (mi madre) llego ese libro a mis manos.

Debo aclarar que el motivo del dichoso libro no era un simple gesto de amabilidad, era una especie de jalón de orejas. Debo admitir que al principio creí que leerlo seria aburrido y que este hombre hablando en el libro iba a repetir las cosas q mi madre dice cuando me regaña, pero debo confesarlo estaba equivocado...

El libro decía que si había cometido muchos errores, pero había algunas cosas que recuperar y que no todo estaba tan mal. Sabia que entre todo lo q no tenia había cosas que había recuperado. Tranquilidad y Felicidad.

Eso fue en enero, pasaron días, semanas, meses, personas, cosas, pasó la primavera, pasó el semestre, pasaron casi 8 meses a su lado, pase solo dos materias.

Y entones, como suelen suceder las cosas en la vida, también pasó el tiempo...

Y hoy termine de leer el libro. Y quiero compartir la última historia que cuenta:

“Anatomía de un día maravilloso”

Todo salió redondo, como si lo hubiera planeado.
El despertador no se trabó. Al bañarse quedaba jabón en la regadera y el agua no se enfrió. El pan no se quemó. Su hijo lo beso espontáneamente. Consiguió asiento en el micro. Llevó paraguas y llovió. Vio una mujer hermosa y ella la miró. Le dijeron que era simpático. Cobró el sueldo entero, sin descuentos. Alguien le contó un chiste nuevo, y era bueno. No olvidó las llaves. El perro saltó para saludarlo. Su equipo de Fut-Bol Gano 2 a 0. Un amigo lo invito a una fiesta. Su esposa le había cocinado su plato favorito y después de cenar le confesó que tenía ganas de hacer el amor con él.
Así, en un mismo día, todas las publicitadas cosas de la vida aparecieron rendidas a sus pequeños pies humanos.
- ¿Esto es suficiente para ser feliz? – Le pregunto la luna.
Él la miró de reojo, esbozó una sonrisa de compromiso y susurro lentamente:
- No, pero es una gran ayuda para seguir adelante.


Hoy, aquí vivo un duelo...

Y he pasado varios días escuchando a propios y extraños, y realmente he encontrado alivio en sus palabras, gestos y acciones. Pero también he notado una especie de sensación general de querer hacerte sentir como si nada hubiera pasado. Por que intentan de esa manera evitar el sufrimiento que embarga las penas. Y créanme que les he comentado que no, que no estoy sufriendo. Y no lo hago por que el sufrimiento es desgarrador y no purifica y además no me interesa.

Me duele, si...
He llorado en estos días, si...
Me siento triste, si...
Es un mal momento, si...

Pero eso no estoy sufriendo por ello…

Termine un maravilloso y hermoso ciclo en mi vida, casi ocho meses (todo un reto).

¿Volverá? No lo se... la vida da tantas vueltas...

¿Qué si espero que vuelva? No, deje de esperarlo hace mucho tiempo, deje de esperar que volviera en una noche fría, frente a una fuente en un parque en coyoacan, deje de esperarlo días antes de reconciliarnos. Sabia que era la ultima vuelta, y esta vez lo iba a hacer bien, con todo, esta vez con toda la carne al asador. Y lo hice… así es que ya deje de esperarlo y aún que “este adiós no dibuje un hasta luego”, la vida da vueltas ¿no?.

Y enamorado como estoy del amor... enamorado de los que me rodean, de los que amo y hasta de los extraños que como estrellas brillan de vez en cuando en este contaminado cielo... enamorado del adiós de sus labio, enamorado de su voz cuando me decía "te amo"...

Enamorado ya no de la persona sino de lo que vivimos juntos. Guardo este amor en una cajetilla de cigarros. Pongo con él sus palabras, sus brazos aferrados a mi espalda en las noches, su música brasileña, las verduras, las peleas, los museos y el teatro, coyoacan, una perrita que era nuestra y la caricatura de un gigante, Guardo también un canto profano, un lubricante y un vino.

Adorno esta caja con sus sabanas y unos ositos de goma. La envuelvo con su complicado humor y mi histeria. La pinto con la voz de los del tropicalísimo y mezclo un poco de color canela mexicano y negro cubano para nivelar el sabor. E intento crear en la tapa una replica de algunos de sus dibujos, lo intento sin éxito.

Y entregándosela al viento para que la pose en las aguas de la laguna de esta ciudad de los palacios, ciudad de los paseos, de los arrabales y también de las putas. Y así, el agua de sus canales la lleven a la puerta de su casa como una pluma llevo la sangre del hijo muerto a la puerta de la casa de su madre.

No se si la reciba, si siquiera se si la abra… aún que intuyo que siempre hará lo que yo menos piense…

Entonces, libre de sus recuerdos y durmiendo con la silueta de su cama, emprendo el camino de regreso del tren ligero al metro bus. Por que se que aun que he perdido una parte de mi vida, no he perdido todo lo demás que es de gran ayuda para seguir adelante.