viernes, 27 de febrero de 2009

Por piedad

La noche ha llegado

Y una vez más estamos solos en esta habitación

Juntos en el espacio

Pero separados por el frió de nuestros cuerpos

Por el frió que emana de los poros de tu piel

Que antes destilaba deseo

Calor

Locura

Pación

Sudor…


¿Puedes apagar la luz?

Sinceramente no deseo que me veas llorar en silencio



Solo una ultima pregunta

La ultima antes de que tu mente regrese a su lado

¿Qué es lo que él te da que no te entrego yo?


Lo se, es la misma pregunta que intento hacerte cada noche

La misma que retumba en mi mente cada mañana

La misma que entra en mi cuerpo cuando despiertas pensando en él

La misma que se apodera de mi alma cuando entras al baño

La misma que no me deja trabajar en paz al saber que estas lejos de mí

La misma que encuentro en cada rincón

En cada bocado de comida

En cada gota que bebo

En cada aliento que respiro

En cada carta que leo

En cada imagen que veo

En cada hombre que pasa frente a mí

En cada olor, sabor, pensamiento, ilusión…


Sinceramente le doy vueltas al asunto

Y no logro responderlo


Es acaso que él no entrega toda el alma en cada beso que te da

O seguramente por que no te escucha cada que deseas llorar

Acaso lo deseas por que es inexperto

Seguramente por que a él si tienes que enseñarle donde debe besarte

Por que seguramente ¡no adivina que el lugar que te enciende no esta en tu entrepierna!


O acaso tu mente regresa a él cuando estas a mi lado

Por que el no te toca con delicadeza y fuerza a la vez

O por que él no se queda a tu lado el tiempo que tú deseas después de haber terminado

Y corre a esconderse, seguro que es por eso.


Por eso es que emanas frió de tu cuerpo

Por que no sabe calentarte

No como yo lo hago…



Pero a ti debe gustarte eso…

Por que siempre estas ausente

Pensando en él

Soñando con él

Nombrándolo hasta en tus orgasmos

Emanando su aroma

Transpirando su sudor…


Y cada noche viene

Y mientras sueñas con él

Yo voy tomando esos jirones de piel

Y los regreso a su lugar

Los coso a tu piel

Los uno a tu cuerpo

Y después me recuesto

Hago de cuenta que no te escucho

Que no te veo

Que no siento rabia

Que no me quiero morir

Que no deseo ser él

Que no me llena de coraje

Que no lloro

Que no suspiro

Que no me desgarras el alma


Y fingiendo cada noche

Intento dormir

Intento soñar

Intento…

Pero solo lo intento

Por que no puedo ni dormir

Ni soñar

Ni vivir

Ni rabiar

Ni llorar

Ni olvidar

Ni huir

Ni gritar

Ni morir

Ni matarte

Ni matarlo


No puedo…

Y no puedo por que aún te amo

Y lo se, soy un imbecil


Pero un imbecil que te ama

Y que no puede separarse de tu lado



¡Mátame!

¡Por favor!

¡Por piedad!

Mátame de una sola estocada

Pero por piedad hazlo de una sola vez

Y no permitas que continúe esta agonía

Que gota a gota va matando mi alma

Pero que no toca mi cuerpo


Te lo pido por piedad y en nombre del amor que creo me tuviste un día


¡Mátame por favor!

Mátame por que me muero

Mátame por que sigo vivo

Mátame por que…

Por piedad no hagas mas preguntas solo hazlo

¡Mátame!


Y después

Cuando este muerto

Olvídame

Y ve a su lado

Y continúa jugando a ser feliz…

Rimas sin sentido alguno

Muerte, ¿Qué es la muerte?

¿Dónde esta la muerte?

Nada puedes sobre mí

Sin la aprobación de él


Ven viejo amigo, silencio,

Ven y acompaña lo que me resta de vida

Pero esta vez se ligero

Que el silencio pesado me mata


Nada rima, nada cuadra

Nada importa ya

Nadie vive, nadie mata,

Nadie viene ya


Pobre vivo, pobre muero

Pobre hombre soy

Pero no muero contigo

Contigo todo lo soy


Caído ya del caballo

Por fin la rienda solté

Mi rostro potree en la tierra

Mi rostro a tierra tiré


Sin buscarte te he encontrado

Sin buscarte te encontré

Sin buscarte me has tomado

Sin buscarte te hallé


Sin buscar una respuesta

He hallado la verdad

Sin buscar ningún camino

A mi destino arribé


He llegado a tierra de nadie

Solo, pobre y derrotado

Y en silencio me he postrado

Frente a quien me venció


Con un golpe suave

De esos que dan los que aman

Me venció el que amor es

Y solo amor puede dar

Oración ante el ( doloroso y sobervio) exito


Me siento raro…

Pensé que las cosas serian extraordinarias, pero me di cuenta de mi pequeñez ante Dios pero note una extraña grandeza ante los hombres. Todo bien, dijeron, ¿todo? Conteste, y no hubo reproche alguno… llovieron las felicitaciones, y eso me hizo sentir mal… es la primera vez que me sucede, esto no es normal…
En otra ocasión, hubiese salido dando saltos de alegría, por que todo estuvo excelente, no hubo problemas ni contratiempos, explicaciones claras y un viaje tranquilo, pero nunca existió controversia, ni discusión ni pero… la forma y el fondo se encuentran bien… llovieron los aplausos, y por primera vez en mi vida, cada uno se clavo en mi como dardos dolorosos, como espinas, no me alegraron ni me agradaron, sino me hicieron sentir miserable…

¿Qué es exactamente esto? ¿Por qué?

La única critica fue fraterna, y no tenia que ver con el fondo ni la forma, fue la única suave bofetada que se perdió en el mar de dolorosas felicitaciones, la única que sentí como caricia del ser mas amado, “las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”… que bello sentí la critica, que sublime amor percibí en el reproche… el único, perdido en el la amargura de los aplausos… y se clavo en mi cuerpo como un dardo que atravesó mi corazón, llenándolo de deseos de cambio, de deseos de amar más, de ser palabra viva en el ejemplo…


Sin embargo, insisto, el dardo de amor puro se perdió en el mar de dolorosos vítores… y es eso, lo que realmente me preocupa, que mi ego se sienta herido por la razón por la cual se debería sentir alabado, por que me dolieron tanto los aplausos…


Algunos, seré sincero, no los sentí de corazón, pero aun así, para un hombre con la soberbia como la mía, no importa, sabe que una felicitación pocas veces viene del alma, y que la mayoría se dan por la efusividad del momento, pero aún así, hoy, el reconocimiento, aún del hombre digno de admiración, me lleno de asco, de repudio de mi mismo, no encontró satisfacción, aún que fuese sincero.


Después de los aplausos vino el silencio, el silencio que ni el escándalo ni el la suave música pueden romper, se cierra sobre mi un extraño silencio, un silencio doloroso, un silencio que no me gusta…


En la espalda pesas sobre mi cosas que no comprendo, y solo se enciende en mi la vida nuevamente al escuchar sobre lo que a otros preocupa, pero aún con ello, se me obliga al silencio, no puedo hablar, ni con ella ni con él, ni con sus oídos en la tierra ni con él que esta en el cielo, mi boca esta cerrada, y mis oídos sellados… lo único que no ha podido de dejar de resonar en mi interior son los dolorosos aplausos y el negro y no menos doloroso silencio… el aplauso en recuerdo y el silencio en presente… duele, mi alma se siente adolorida, ni el dardo de amor puro ni la sincera felicitación pueden hacer que en alma se encienda la flama… pues los aplausos fueron como gruesas gotas de agua que cayeron sobre el fuego de mi alma y el silencio ha terminado por desaparecer cualquier indicio de que el fuego vuelva a resurgir.


Señor, mi Dios, mi amado, el único que me sostiene, lo único que me mantiene vivo, rompe el silencio o hazte presente en él, hazme sentir el suave silencio del amor, y no el doloroso callar de la creación…


Actúa ¡oh señor! Muéstrate propicio con este, tu humilde siervo, el mas pecador y sucio de todos, muestra Señor tu majestad aún en la pequeñez de esta, tu humilde criatura, de esta miseria que tus manos modelaron…

Ámame, ámame más, enciende nuevamente de amor mi corazón, de amor por ti, de amor por las almas, de amor por tu rostro en los otros, el amor… como añoro ese dardo de amor puro, cuanto quisiera que hubiese mas de ellos en mi corazón, que se viese atravesado por más, por mucho, por que son esos los que avivan en mi el amor, el fuego que arde, que arde de amor por ti, oh mi Dios, mi roca y mi valuarte


Si tú, Señor, no construyes la casa, amado mió, inútilmente se cansan los constructores, mi Dios y Señor mió, si tú, mi amor, no vigilas la ciudad, inútilmente, mi roca y mi valuarte, se desvelan los centinelas. Señor, Amado mío, mi Dios y Señor, mi amor, mi roca y mi valuarte, construye esta tú casa, vigila esta tu ciudad.


Amén.